Prepararse emocionalmente es una de las claves en nuestra evolución como jugador, pero antes de empezar a ver qué cosas se pueden hacer para mejorar el aspecto mental, vale la pena entender cómo funciona el cerebro de las personas.
El cerebro tiene dos funciones principales, a saber: la supervivencia y el aprendizaje. Y si se piensa bien, el aprendizaje es también necesario para la supervivencia. Dado que ese es el objetivo principal, al cerebro no les gustan los cambios. El cerebro se siente más relajado en entornos, actividades o con personas conocidas.
Cuando los entornos o las actividades son nuevos y las personas desconocidas, se pone en alerta, pues interpreta esas situaciones como peligros potenciales.
Entre otras, esa es la razón por la que muchas personas no solo tienen resistencia a los cambios, sino que dichos cambios les producen un gran cansancio y, en cambio, en situaciones rutinarias se sienten cómodas y no sienten ningún cansancio extraordinario.
Por supuesto, si se quiere cambiar eso y convertirse en personas que se sientan cómodas e incluso disfruten con situaciones nuevas, eso se puede entrenar.
¿Cómo prepararse emocionalmente?
Hay que aprovechar precisamente que al cerebro le gusta lo repetitivo y conocido para ayudar. Poniendo por ejemplo esta situación: durante el día se realizan actividades normales (trabajar, ir a clase, etc.) y por la tarde se va a entrenar. Aparentemente, es una actividad rutinaria, pues se hace varias tardes a la semana, pero si no se hace nada seguramente cuando llegue el entreno se seguirán arrastrando pensamientos, preocupaciones y emociones del día a día.
Para dejar de “arrastrar” las situaciones del día, hay que utilizar algunas rutinas que permitan indicar al cerebro el cambio de actividad. Antes de los entrenos de los partidos, ayudará el establecer ciertas rutinas que le indiquen al cerebro el cambio de actividad que se va a hacer.
Algunos ejemplos son: escuchar un tipo de música en concreto, ver vídeos inspiradores, leer alguna lectura que también inspire, preparar la bolsa de ropa deportiva siguiendo un tipo de orden determinado, hablar con una persona determinada que pueda ser una fuente de inspiración para el juego, llegar pronto a la pista y perderse por algún lugar que le guste a la persona (vestuarios, gradas…) buscando la soledad para durante unos minutos mentalizarse/relajarse, visualizar el entrenamiento que se va a hacer (qué se hará y cómo, cómo se sentirá uno mismo mientras lo haga, etc.) y activar algún ancla que se haya creado con el coach deportivo.
Todos estos ejemplos son reales y muchos deportistas los utilizan con regularidad.
Una propuesta para terminar: en caso de no estar haciéndolo, empezar a poner en práctica alguno de los ejemplos explicados o algún otro que la persona considere que la va a ir mejor. Se pueden probar durante al menos dos semanas.
Jordi Salat
Responsable Área Gestión Emocional Programa deportivo ITW Sport
Coach Deportivo y Trainer PNL